lunes, 18 de noviembre de 2013

Mozart para Tabaco



Hace unos años estaba dando una charla para veterinarios y estudiantes. En un regimiento en el cual muchos de los caballos están en pequeños espacios, algunos tan pequeños que ni pueden acostarse y el piso es de adoquines. ….

Me preguntaron si me animaba a mostrar algo del trabajo con un caballo que pateaba y mordía a la mayoría de aquellos que se acercaban. Accedí en parte porque me interesa mejorar el vínculo con estos animales, en parte porque siempre es un aprendizaje y en parte para mostrar la manera en que las mujeres podemos mejorar la situación con amor, delicadeza, firmeza y técnica. Así fue que en un día lluvioso sobre el piso de adoquines resbaladizo en una cuadra sin demasiada luz, conocí a Tabaco, un alazán cuarto de milla bastante alto para la raza.

Rodeada de militares de distinto rango, de veterinarios y veterinarias y de estudiantes me acerqué para conocerlo. Su primera reacción fue tirar un mordiscón, de modo que estando preparada le respondí inmediatamente auyentándolo con mis manos en forma de garra y un sonido fuerte. De modo que lo  sorprendí, pues se había acostumbrado a mantener a todos lejos o a echarlos. Pero no lo permití y al mismo tiempo que el seguía con su gesto, lo iba acariciando y poniendo limites.

Las personas que lo conocían, comentaban que era indócil de abajo, pues cuando lo montaban, no lo era tanto aunque tenían que estar muy atentos. Solo permitía la cercanía de algunos soldados, pero en general rechazaba a todos. Era amenazante, con mordiscos, patadas, manotazos y parada de manos. Pude observar estos gestos, a los cuales fui respondiendo con los míos: por ejemplo, si quería amenazarme con el posterior, no le daba tiempo y lo echaba corriéndolo.

Este simple gesto de no permitir que mueva el posterior hacia la persona cercana, es como haría otro caballo en la manada. En el momento que se lo echa, el caballo empieza a confiar porque uno se comunica con él con los mismos signos corporales. Es un momento de 110 % de atención y presencia. A todo le respondí del modo equino sin miedo frente a sus signos, a medida que dejaba de amenazar lo iba acariciando y creando un nuevo vínculo.

Estaba adaptado a la rutina de entrar y salir del box, un establo angóstisimo pobre animal. También estaba acostumbrado a los horarios de comida. Pero cualquier maniobra fuera de las rutinarias hacían que se pusiera a la defensiva, con la cabeza muy elevada, muy rígido y tenso.

Ese primer día sugerí medicarlo con Flores de Bach y Arnica 30 dos veces por día. Estaba tan a la defensiva que era evidente que la había pasado mal. Para colmo le hacían muy mala fama por lo cual como en las películas de fantasía, cada vez parecía que era un caballo malísimo. Cuando en realidad estaba muy asustado. El Arnica lo ayudaría en esta nueva etapa de otra comunicación. Agregué luego de unos días, Ruta y Rhus Tox 30 que lo ayudarían con los dolores básicos simplemente por el lugar donde vivía y el estado de sus cascos. No lo podían herrar…
Fue reaccionando muy bien. Tenía ayuda de una estudiante de veterinaria, Julia.

Fui dos o tres veces a trabajar con él. Primero lo llevé a un lugar redondo para cambiar el ambiente donde lo manejaban cotidianamente. No lo podía soltar como me hubiera gustado porque no había un lugar adecuado. Pero ese día pude masajearlo un poco para disminuir la tensión. Estaba inquieto pero de a poco se iba relajando. Pude levantarle las manos y flexionarlo a un lado y al otro. Todos estímulos motores, sensitivos y que lo hacían tener una actividad mental distinta a la vida aburrida.

El segundo día trabajé en un playón en un día en el cual estaban las tropas activas, mucho movimiento. Aún así, que no fue fácil, mantuve la intención de mantener un vínculo tranquilo. Aunque se movía, no lo oprimía, lo seguía y trataba de generar cercanía, pues lo más difícil era mantener un contacto cercano sin que se asustara. Ese día se paró de manos, pero  sin involucrarme pude seguir en otro lugar más tranquilo, donde pudo pastar un poco y finalmente se calmó. Lo dejé cuando pudo vincularse conmigo.

Luego de unos meses, logramos que nos prestaran un picadero cubierto. Lo solté y fue un espectáculo verlo correr, corcovear, mostrar su equinidad en todo su esplendor. En un momento pusimos la sinfonía 40 de Mozart, se detuvo, alzó sus orejas y se quedó escuchando con una presencia plena, belleza total. Todos nos quedamos en silencio compartiendo con él este momento de belleza. Salió nuevamente corriendo a descargarse y finalmente lo fui llamando hasta que me siguió. Fue hermoso como este caballo buscó la cercanía conmigo y el vínculo de confianza. Las personas que asistieron a este encuentro quedaron sensibilizadas.

Una de las veterinarias me había preguntado cuanto tiempo lleva esta recuperación. Le decía que no hay respuesta concreta para esta pregunta, pues cada situación es parte de un contexto y según haya posibilidad o no, irá más o menos fluido. La música de Mozart estimula los sentidos de un modo sensible, profundo, calmante y estimulante de la inteligencia. Sus notas tienen un sentido espiritual. Los animales son sensibles y capaces de captar el bien y la belleza. Tabaco se detuvo a escuchar la música… algo que muchas personas no son capaces de hacer….Fue capaz de discernir que ese sonido a pesar de ser desconocido, era armonioso y equilibrador.

Estos son los síntomas homeopáticos que tomé:

  • Ailments from fear fright
  • Anger when touched
  • Aversión al contacto
  • Caressed aversion
  • Disturbed
  • Handled aversion
  • Sensitive to touch
  • Slight touch agg
  • Touched - Ticklishness
Abdomen pain colic, cramping
Stomach pain after anger

El primer remedio que tomó, fue Chamomilla. Lo ayudó un poco, pero su energía vital seguía desequilibrada. Percibía que podía estar mejor. Kali Carbonicum es un medicamento que tiene dificultades con el contacto. Aunque el caballo tenía sus razones para reaccionar como lo había, la manera en que lo hacía, indicaba su susceptibilidad.

Tomó Kali Carbonicum 200. Y fue milagroso el cambio. Tal fue así, que un día en que casi todos los caballos del regimiento estaban excitados y asustados, uno de los pocos calmos fue Tabaco. Los pasantes estaban impactados pues podían darle inyecciones y el herrador podía levantar manos y patas. Lo último que supe de él, fue que lo llevaron al campo. Espero que esté siendo bien tratado. 

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