UN CASO
Un caballo con pánico
Técnica de trabajo
Foto: Constantino
Sánchez Martínez
CURSO DE COMUNICACIÓN CON EL CABALLO
ESCUELA
SIERRA NORTE – ESPAÑA
El cabestro lo
aterraba
|
Introducción
Para trabajar con caballos con trastornos de
comportamiento, es necesario hacer un diagnóstico del estado físico y anímico
del animal, un pronóstico y un plan de trabajo. La técnica debería ir
acompañada de sensibilidad para captar lo que el animal puede tolerar para
modificar sus recuerdos negativos, sin sensibilidad se puede empeorar mucho su estado.
Las claves son: técnica, percepción, paciencia,
flexibilidad y respeto por el animal.
Este
azabache estaba literalmente en pánico.
Antes de llegar a Sierra Norte, había estado encerrado en un box durante
un año sin ver la luz Ni bien
alguien entraba
al box, temblaba como una hoja. Tuvo la suerte que lo compró una persona
compasiva.
Primer paso - Diagnóstico
Historia
del caballo: Toma de todos los datos: ¿Cuándo llegó, en qué condiciones,
cómo fue la adaptación, cuáles fueron sus reacciones, estado de salud y
nutrición, cómo lo manejan?
La
gente del lugar ya había hecho contacto con él y al menos sacaba la cabeza por
la ventana. Pero era imposible ponerle un bozal. El encargado del lugar, se las
ingenió para ponérselo con algo parecido a una caña de pescar para enlazarlo y llevarlo
a un piquete. Todo lo que fuera contacto era muy difícil porque estando suelto quería
acercarse a alguien, pero en el momento que se daba vuelta para tocarlo salía
corriendo.
Diagnóstico:
Estrés y pánico a las personas. Gran estado de tensión corporal. No toleraba la cercanía.
Observando los pasos podemos
trabajar con paciencia y delicadeza y llegar a muy buenos resultados.
Segundo paso
Acercamiento para hacer un pronóstico
Cuando nos acercamos a un caballo que no conocemos
(sobretodo si está alterado), lo hacemos con atención para observar sus
reacciones: "si es tranquilo, si se pone nervioso o se asusta. Si tiene
ganas de relacionarse o se aleja".
En este caso, fue evidente que el caballo quería
relacionarse pues estaba con la cabeza fuera del box, pero cuando le acercaba
la mano o me acercaba, se iba hacia atrás "temblando como una hoja".
La huída es la primera arma de defensa del caballo. Tenía que defenderse pues
su recuerdo era: Humanos --- Peligro
Pronóstico
Es
un caso que necesita mucha paciencia, los pasos deben ser cuidadosos, sin apuro
porque cualquier apuro puede empeorar la reacción del caballo. No sé si podré
ponerle el bozal. La pregunta debería ser: ¿Hasta dónde me dejará llegar? Hasta
dónde me deje llegar, va a ser lo correcto para este caballo en esta situación.
Si bien el objetivo principal era ponerle el bozal, el foco era establecer
contacto con él y recuperar su confianza. Volver a las primeras letras para recuperar
sus secuencias de señales que había emitido pero que no fueron comprendidas. Este
es un punto esencial cuando trabajamos con caballos abusados que tienen mucho
miedo. Aunque exista la meta de ponerle el bozal, es necesario observar en qué
circunstancias está el animal, porque si no lo vemos objetivamente podemos
equivocarnos y por apuro empeorar la situación.
La técnica: Abrí la puerta del box, entré tranquila con
movimientos suaves para evitar provocarle más pánico. Pero de algún modo tenía
que decirle que podía confiar en mí y eso lo hice con mi lenguaje corporal.
Cuando me acercaba y él retrocedía, en vez de gritarle y presionarlo más,
también me iba para atrás con mi brazo derecho extendido hacia el costado
llevándolo hacia delante, al mismo tiempo que lo miraba cada tanto a los ojos
atenta al momento en que él se quedaba quieto o avanzaba y mascaba, momento en
el que dejaba de mirarlo a los ojos a modo de recompensa, para no presionarlo
demasiado. Este modo de comunicación es una imitación del modo en que los
caballos se comunican.
De
a poco pude acariciarlo con mi mano cerrada -con la curva hacia él para evitar
usarla como una garra- y el bozal, y cuando se relajó y superó la reacción de
huida, lo liberé del trabajo como premio por el gran paso que había dado. Aunque
pueda parecer poco, para el azabache fue un gran paso. "Lo bueno si breve dos veces bueno" en este caso fue así.
El animal dominante, domina a los otros por el
movimiento y la dirección del mismo. Mueven a los otros cuando están quietos o
los detienen cuando se mueven. Esta es la base de todos los entrenamientos.
Entonces, si Negrito retrocedía como intención de huída, lo mandaba para
adelante. Le marcaba la dirección hacia donde quería moverlo. Después de
realizar esta acción varias veces, entendió que podíamos hablar el mismo
idioma. Y fue disminuyendo su temor. Cada vez podía acercar mi mano a su cuello
y tocarlo sin que retrocediera y sin tanto temblor. A medida que nos
comunicábamos de este modo, comenzaba a mascar, signo de relajación que le
estimulaba con mi voz y mi lenguaje corporal.
¿De qué modo el caballo entiende que
hace algo bien?
Por
medio de la recompensa o refuerzo positivo. Cuando hace algo bien, se lo
recompensa disminuyendo o liberando la presión, que en este caso fue dejarlo
descansar. Hay que estar muy conectado con el caballo para saber cuando es el
momento. Uno de los signos indicadores, es el mascado, signo de relajación y
comprensión. Cuando lo hizo varias veces y dejó de temblar, lo dejé
"Pensando". Es decir, que se quedó sintiendo una sensación distinta a
la esperada. En su memoria (que es muy precisa) el recuerdo de una persona en
el box con un bozal, era un recuerdo de peligro. Sin embargo esta experiencia
fue diferente y ahí pudo empezar a pensar distinto y dejar de aterrarse. Este
paso terminó cuando demostró un poquito más de confianza.
Paso tres
Medicación
Parte de mi técnica como Veterinaria, es el uso de
Medicamentos Homeopáticos, Remedios Florales y Masajes Terapéuticos. Tomó
Arnica que es un medicamento indicado para el trauma mental y físico. Al
contrario de lo que se cree (Por falta de información precisa), los
medicamentos homeopáticos actúan con gran rapidez cuando están bien indicados.
El trabajo de corrección de trastornos de conducta se optimiza con el uso de
medicamentos que actúan sobre el ánimo del animal, pues acelera el proceso de
recuperación física y mental, porque estos medicamentos equilibran su energía
vital. Cuando están bien prescriptos, el proceso de recuperación física y
mental es más rápido y efectivo. En este caso le devolvió la confianza y lo
relajó de manera tal que pudo abrir su espacio corporal con más rapidez.
Arnica
Montana, se obtiene de una planta compuesta conocida por sus propiedades
desinflamatorias. Su pomada se usa en forma local cuando hay golpes, traumas e
incluso hemorragias. Desde el punto de vista homeopático, además, posee un uso
más sutil, cuando se usa una potencia más alta –como la que tomó, una potencia
200–, que actúa en un nivel físico, mental y anímico. Tan traumatizado,
golpeado y magullado como estaba, Arnica 200 seguramente lo iba a ayudar a
superar el miedo a ser golpeado, hecho que comprobamos posteriormente. El
medicamento homeopático funciona de manera suave, permanente y durable.
Los caballos tienen un espacio corporal ovalado
alrededor de su cuerpo de alrededor 2 metros. Este espacio es tan importante como
en los humanos. Significa que solamente lo abren cuando hay confianza. Si
observamos una manada en un prado, veremos que algunos caballos andan muy
juntos, por ejemplo, una yegua con su hijo o hija, el padrillo con la yegua más
vieja, o caballos que se criaron juntos. Por lo tanto, cuando un caballo nos
permite entrar en su espacio, significa que nos considera un compañero íntimo.
Ellos construyen amistades profundas e íntimas que pueden durar toda la vida y
extrañan a sus amigos como extrañamos nosotros a los nuestros. Según algunos
estudios el tamaño del centro emocional del caballo, ubicado en el sistema
límbico del cerebro, tiene el mismo
tamaño que en el hombre.
Aunque algunas personas podrían haber pensado que el
caballo era obstinado, lo que más
necesitaba era contacto, comunicación y confianza, pero como él había intentado
comunicarse y no había sido comprendido, su confianza estaba quebrada y sólo
podía reaccionar con su lenguaje, alejándose, temblando.
Cuando
un caballo ha sufrido tanto, conviene trabajar de a poco para no presionarlo,
pero con la intención de que se quede con algo positivo.
Fotos: Constantino
Sánchez Martínez
Nuevos estímulos en un ambiente
diferente
|
Paso cuatro
Cambio de circunstancias
Trabajo
por la tarde. Cuando llegamos a su box: ¡Sorpresa! Uno de los asistentes lo
estaba masajeando en el cuello, el temblor había disminuido en un 70 %.
Cambio de
ambiente: El corral.
Para tener otras opciones de comunicación, le abrimos la puerta del box y lo
dejamos salir, guiándolo entre todos para que entrara en un piquete. Se tomó su
tiempo para investigar, caminar, defecar, orinar, oler y hacer lo necesario. Como
necesitamos la atención del caballo para trabajar, conviene dejar que haga lo
que necesite hasta que pueda prestar atención. Un caballo suelto se muestra
mejor. Negrito mostró que le costaba moverse, estaba tenso, contraído, por
falta de ejercicio y fundamentalmente por falta de confianza en sí mismo.
¿Cómo
podía hacer contacto? Si me acercaba, buscaba los rincones, huía, entonces lo sacaba
de allí sin presionarlo demasiado porque quería que me tomara por amiga y no
como predadora. De este modo fue
entendiendo que yo era su zona de seguridad y fui entrando de a poco en su
espacio corporal. Si se quedaba cerca y se dejaba acariciar, no lo echaba. A
medida que entendía esto, fue dejándose acariciar sin necesidad de huir.
Cuando Negrito entendió que estar cerca era seguro, dejó de huir. Aunque le
costaba, se notaba como intentaba comprender. Cuando mascó varias veces y dejó
de huir, nuevamente lo dejé descansar - recompensa o refuerzo positivo.
Esto es fundamental, de algún modo tenía que decirle que estaba haciendo las
cosas bien. Es cuestión de calidad y no de cantidad. Esta técnica es muy
efectiva, porque cuando el caballo entiende lo que se le pide y sobretodo
cuando lo hace por su propia voluntad, ¿para qué seguir insistiendo?, es más
eficiente dejarlo "pensando". Ellos también asimilan sus
procesos mentales y la próxima vez empezaremos donde dejamos en vez de tener
que hacer todo nuevamente.
El hecho que haya querido corcovear, en un animal tan
reprimido fue un intento de liberación
de energía contenida y por supuesto una reacción sana. Incluso como técnica, lo
estimulé a que volviera a hacerlo. Había que ver cómo estaba su columna antes
del trabajo, sus patas estaban metidas para adentro por tanta tensión y miedo,
y como terminó el trabajo con la columna estirada, las patas bien apoyadas y la
mirada abierta, franca, confiada. Fue una alegría verlo corcovear y mostrarse
caballo. ¡Había perdido la confianza hasta en su propio cuerpo! Usamos lo que
el animal nos brinda. Poco a poco empezó a darse cuenta que podía moverse y
que no era castigado por ser un caballo.
Paso cinco
Desensibilización
A la mañana
siguiente estaba con su cabeza afuera buscando contacto, sin retroceder
como el día anterior. Me dejé llevar por la intuición, porque habían niños y
pensé: “¡que bien le haría estar con ellos!”. Si son niños tranquilos sin
expectativas, funcionan de un modo que tranquilizan al animal. Si tenemos
demasiadas expectativas, podemos perder lo que el animal nos brinda.
¿Qué es la desensibilización? Es la capacidad que tienen
los caballos para acostumbrarse a ciertas situaciones del medio ambiente, como
los gansos, teros o perros. Es probable que un potrillo que ve un ganso por
primera vez, se asuste, pero como su madre y los otros miembros del grupo no se
asustan, se va acostumbrando, se desensibiliza
y aprende a discernir: "esto es peligroso, esto no lo es".
Si el caballo no tuviera esta capacidad, viviría huyendo.
Pusimos un fardo de pasto en un rincón del corral, el
rincón que elegía, donde se sentía más seguro. Cuando iba a comer, uno de los
niños se paraba cerca con el bozal. Aunque le costaba estar cerca, se fue
acostumbrando. Luego el niño hacía movimientos bruscos con el bozal y su
reacción era de alejarse. Pero de a poco se fue dando cuenta que no le hacía
daño. Cuando llegaron unas niñas, entre todos le tiraban pastos al cuerpo. Por
supuesto, que al principio, se asustó mucho, sin embargo, la reacción no tenía
que ver con el dolor, sino con el recuerdo del dolor. Éste fue el objetivo, el de
quitarle el miedo al dolor, porque muchas veces el problema principal en el
caballo, es el miedo al dolor, el miedo al castigo, al miedo a sufrir. Quería
demostrarle que no queríamos hacerle daño y lo entendió rápidamente, porque
finalmente se quedó comiendo cerca de los niños aunque le tiraban pastos en
todo su cuerpo. Estos movimientos bruscos, inesperados, de personas que no
conocía, fueron una exigencia para él, que pudo soportar muy bien. Retrocedía y
miraba, para volver y quedarse un poco más confiado. Cada tanto yo entraba al
piquete y lo hacía trabajar con la intención que me aceptara. Lo bombardeamos
de estímulos aparentemente amenazantes, pero cariñosos al fin. Y así nos
respondió. Le cambiamos una idea condicionada. Juntamos el cabestro, con el
pasto y la voz calmante como estímulos positivos. Volví a trabajar
presionándolo cuando huía y quedándome quieta cuando se me acercaba y la
distancia de huída disminuía en varios centímetros cada vez. Lo hice con el
bozal en la mano y sin él. Terminó el trabajo distendido.
Una clave: estar atentos a lo que puede hacer
realmente.
Último paso
La memoria - Dejarlo con el mejor
recuerdo
Como solo pude trabajar dos días con él, mi meta fue
dejarlo con un buen recuerdo profundo en la memoria de larga data. Cuando
terminó de comer, lo llevé a otro rincón y lo acaricié con más fuerza, poniendo
más intención en mis manos, diciéndole: podes confiar. Se dejó
acariciar, me buscaba, se quedaba cerca. Nuevamente lo dejé porque ese día
había hecho un gran avance, y merecía su recompensa: el descanso.
Llegué
hasta este paso del trabajo. Algunos de mis alumnos que siguen yendo a la
escuela, se tomaron el trabajo de seguir en contacto con él: le ponen el bozal,
los busca y camina con ellos en el corral. Volví a verlo a los dos años,
nuevamente colaboró en un curso. Estaba muy bien y aunque padrillo, compartió
el espacio con yeguas y machos muy tranquilo.
Anahí
Zlotnik - Veterinaria MP 4746
No hay comentarios:
Publicar un comentario